Ya son 24 las publicaciones que FAEN ha lanzado y el cambio del modelo energético puede observarse claramente.
2023 fue un año atípico: el consumo de energía primaria se redujo un 16,4%, mientras que el de energía final descendió un 8,7%. La consecuencia directa fue: una reducción del 22,7% de las emisiones de CO₂ asociadas a la energía respecto a 2022. Una cifra significativa en la aportación de Asturias a la lucha contra el cambio climático.
A pesar de que el carbón sigue siendo la fuente de energía primaria más utilizada, su uso continúa reduciéndose. Por su lado, las energías renovables ganan terreno: la producción hidráulica creció un 60,6% y la eólica un 4,4%, consolidando su papel clave en el mix energético regional. Pero esta generación no pudo compensar el descenso del 26,3% en la generación no renovable


En el consumo, como siempre, el sector industrial sigue siendo el principal consumidor de energía final, con casi un 66% del total. Le sigue, de lejos, el transporte.
FAEN sigue trabajando para que Asturias sea un referente en sostenibilidad energética, con más eficiencia, menos emisiones y un mayor uso de fuentes renovables.
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